miércoles, 2 de julio de 2008

Presentación

Esta entrada, más que una presentación, será una explicación. La explicación del porqué de este blog.

Desde niño me han gustado los trenes eléctricos, y ahora, que ya he dejado de ser un niño (aunque sólo para algunas cosas) es cuando he podido disponer de un poco de espacio y otro poco de tiempo para dedicarles. Tengo que decir que no ando sobrado ni de lo uno ni de lo otro, pero igualmente digo que no hace falta ni mucho tiempo ni mucho espacio (y añadiría: ¡ni mucho dinero!) para disfrutar de ellos. Les dedico algunos ratos. Los que me dejan el resto de mis otras obligaciones, ni más ni menos. Y cuento, de momento, con un pequeño espacio (menos de 1 metro cuadrado), que, aunque parezca difícil, es más que suficiente para mis pretensiones, que ahora os paso a describir.

Lo que más me gusta de estos trenes es resucitarlos. Me he dado cuenta de que en los rincones más inaccesibles de los armarios y trasteros de todo el mundo hay miles de trenes que se han pasado un montón de años olvidados y que sus propietarios, en general, están dispuestos a deshacerse de ellos por no demasiado dinero. No hablo de trenes en estado perfecto, como salidos de fábrica o "de vitrina". Hablo más bien de aquel regalo de Navidad o de cumpleaños que hizo las delicias de algún niño durante más o menos tiempo y sufrió más o menos avatares diversos (alguna caída o rasponazo, alguna vía abollada o sin eclisa, alguna biela rota o escalón doblado) hasta que los intereses de su dueño cambiaron a medida que crecía y aquel juguete recibido con ilusión y que tan buenos ratos había hecho pasar quedó relegado al hueco más escondido del baúl de los recuerdos. En algunas ocasiones, tal situación fue más o menos propiciada por alguna avería o defecto en su funcionamiento. En otras (me atrevería a decir la mayoría), aquel tren-juguete lleva años durmiendo el sueño de los justos y sólo necesita un poco de limpieza y unas gotas de aceite ligero para renacer.

Y he ahí, para mí, la gracia del asunto. Gracias a internet no es demasiado complicado hacerse con algunos de estos trenes. Bien es cierto que, una vez llegados a casa, es bueno comprobar que funcionan aceptablemente bien. Pero la sensación que se obtiene cuando se convierte una ruina mecánica de pobre apariencia en una máquina que vuelve a funcionar perfectamente (y me refiero a cualquier máquina, sea un coche clásico, una locomotora en miniatura o una bomba hidráulica, que hay gustos para todo) después de años de maltratos y olvido es algo que sólo puede entender aquel que lo ha vivido.

En mi vida profesional me dedico a temas relacionados con la mecánica. Porque la mecánica es lo que me gusta. Y es cierto que esto permite "jugar con ventaja". Pero no con demasiada. Las locomotoras a escala son máquinas muy simples, y su contenido mecánico es, en general, limitado, lo que permite a casi cualquiera meterles mano. Otra cosa es la calidad de ejecución, y ahí es donde Märklin (al menos históricamente) marca la diferencia respecto al resto, lo que convierte a los productos Märklin en particularmente aptos para ser resucitados.

A medida que el contenido del blog vaya aumentando, os iré explicando en qué me baso para decir esto. De momento os emplazo para que próximamente veais como evoluciona la reconstrucción de una Märklin BR 01 097 (3048) de alrededor de 1970, que presentaba, además de cantidades ingentes de suciedad, una biela de acoplamiento rota y el último de los ejes motrices mal calado y con una de las ruedas suelta, lo que hacía imposible la transmisión de par desde el rotor del motor hasta los ejes motrices.


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